Vivo en una cueva de oscuras sombras.
No
sé desde cuando habito aquí, solo;
desconozco
la luz o se me ha olvidado,
todo
mi espacio está lleno de retales que sobran;
Quisiera
abrir
Una ventana de mi pecho a tu cuerpo, para
ver si encuentro en el tuyo, retales de mi
pasado;
y saber cuánto tiempo llevo aquí, solo,
encerrado
sin la luz de
tus ojos, buscando tu cuerpo
Siento miedo de averiguar cuánto tiempo llevo
buscando la salida de mi encierro;
no sé de dónde vengo ni a donde voy
porque tus ojos se han cerrado a mi verbo.
Siento frío de tu peregrinar eterno.
Siento miedo de la noche fría de mi invierno.
No me gusta la oscuridad de mi silencio,
y necesito la luz de tus ojos en mi encierro.
Quisiera librarme con mis propias manos
de las ligaduras que tengo en mi pecho;
acercarme a la luz de tus ojos
y ver mi cueva oscura por dentro.
Jecego.
4 comentarios:
Jesús,
Luz y oscuridad...
No existe una, sin la otra.
Ambas pueden disfrutarse.
Una es promesa de la otra.
Y nuestro camino
Avanza así. ..
Entre luz y sombras.
Saludos...
Este mundo que nos ha tocado vivir es más bien gris oscuro; tiene poca luz, y cuando le llega es en la linea quebrada de un rayo, poco apta para mirarse. Querida amiga, eres un cielo donde mirarme, pero ya me estoy quedando sin luz. Un abrazo. Jecego.
Magnífico Isidro, la primera estrofa encierra todo el pensamiento que supone una pérdida y la ausencia del ser querido, de la soledad...
Bss
Jesús,
La luz...
La llevas dentro...
Siempre.
Te abrazo !
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