El amor, extraña envoltura del hombre.
Por fuera de su piel
el hombre también es amor;
una esencia lo envuelve
y da calor y armonía a su
ser;
un misterio le hace ver y
sentir amor
entre una nube silenciosas de
estrellas,
por un sendero de virginales
veredas
y un abrumador desierto de
dolor.
El hombre madura, se hace
sentimental,
se abriga con pieles
femeninas, cálidas,
se confunde en ellas y se
funde en una
le envuelve en amor y calla,
haciéndola suya.
En su profundo ego, el hombre
es amor,
sus ojos hablan por él, y
silencian;
deja que su envoltura le
represente
porque siente que ella es su
verdadero ser.
En su última caminata el
hombre medita,
se sienta a la orilla del
camino y piensa
sobre su piedra, aquella en
la que está fundido;
habla con ella y acuerdan:
quedarse en el lugar, juntos,
abrazados,
dejar que el tiempo siga su
camino,
hablando de lo bien que lo
han pasado juntos
y le quiten lo bailado, juntos,
como siempre.
Jecego. Sábado 3 de noviembre
del 18.
No hay comentarios:
Publicar un comentario