Mirando a la mar una sirena
sentada en una piedra en su
orilla
esperaba a su marinero,
que una ola le había arrebatado
cuando hacían el amor
sobre ella
a escondida del viento;
pero su amor no llegaba,
ella reclamaba al viento
pero éste no le escuchaba
y decía:
este mundo es mío;
yo domino las olas,
ninguna puede ser nido de
amores
sin que yo participe en el
encuentro,
sin que yo sea parte de
ese sueño
de ese gozo que entraña,
amor;
¡¡soy viento, soy suspiro,
soy gozo…!!
Lo mío es suspirar,
soy viento en el monte,
huracán sobre el mar,
en tus brazos soy suspiro
y en tu boca, la mar;
pensaba la sirena, y mientras
una ola, de viento y agua confabulados
despertó a la sirena,
que se había dormido,
escuchando la voz de su
marinero
que cantaba desde la mar,
un arrorró a su sirena del
alma
reina de la mar.
Creo que fue la última voz
del viento
que oyó la sirena de aquel
lugar,
sentada sobre una piedra
a orillas de la mar
Jecego, lunes, 06/08/18.
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