Recuerdos de la montaña.
Tengo en mi memoria
latiendo,
cosas que estuvieron y se han
ido,
cosas que vivieron en mi,
y no olvido
porque fueron en mi el pan
nuestro;
tederas, cien nudos y
magarzas,
malvas, ratoneras y balos,
todo en una carga en mis
costillas
viajaban de la montaña a
mis goros
para alimentar a mis cabras
y conejos.
Pasados tantos años
y olvidado tanto tiempo,
miro a la montaña y pienso
“como se ha ido mi tiempo
mirando a la montaña”.
Recuerdo a mi cabra, “jaira”,
recuerdo como me miraba
moviendo su cabeza,
recuerdo como se escondían
los conejos
en las moradas, de piedras
y lajas.
Hasta mi tiempo se ha
arrugado
ya no hay tederas en la
montaña,
los balos y magarzas se
han secado
y de mis goros, no queda
nada;
solo la memoria me recuerda
aunque a veces, también me
falla;
que ayer fui una página
activa
y ahora, solo un recuerdo.
Jecego; 26 de Julio del
18.
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