Anoche soñé que una nube era mi amiga.

Anoche soñé que una nube era mi amiga,
soñé que tenía una cara de muy cansada;
no sonreía, muy seria me miraba, somnolienta,
como si la nube viniera de una de una noche de tormenta,
donde el miedo la empujaba, y la trajera
con la fuerza el viento, bajo sus alas, a esta morada.

Su silueta de formas difusas y extrañas
me divertía, me gustaba, se aproximaba a mí
y yo con mis manos la modelaba;
siguió conmigo un rato y nos alimentamos del aire,
nos acostamos sobre la tierra de una montaña de sueños,
modelé con mis manos el cuerpo que soñaba
hasta que el frío me sacó de aquel sueño extraño,
y la nube empezó a hablarme historias trágicas
que me mantuvieron absorto parte de la noche;

al amanecer la nube despareció sin dejar rastro,
se fue a su nido, donde el rocío hace que crezca el bosque,
donde hay muchos árboles a crecer entre ellos,
desde donde poder ver el cielo, para subir y tocar lo;

se perdió a mis ojos tristes, para abrirlos felizmente
en aquel bosque, donde dejó su nido;
mejoró su estado, su presencia para mi ausente
iluminó su bosque, y la nube volvió a ser nube
en su propio monte, mientras, en la mañana,
me encontré solo de nuevo, en mi almohada.


Jecego. Lunes 04 de junio del 18.

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