Desde mi casa estoy viendo sobre el mar.

Desde mi casa estoy viendo sobre el mar.

Como masas de colores insisten
en hacerse montículos en el horizonte;
son nubes amantes del sol que se disputan
el calor de su cuerpo, y la luz para sus plumas.

El horizonte es todo un baile de colores,
todo sueño y belleza encantadora,
todo es aurora, todo música en movimiento,
de esas nubes que no quieren perderse, el calor de su dueño.

Un vínculo amoroso  aflora  entre el sol y las nubes,
los abrazos se multiplican y confunden,
los labios se hacen olas en mi océano
y los besos espuma de un sueño muy largo.          

Pero el sol, después de darles su calor
sube unos peldaños y eleva más alto;
les mira con regocijo como hijos
y retira de momento, para repartir su calor al mundo.

Infinito amor el de un ser que atiende sin descanso,
en un abrir y cerrar de ojos de tiempo,
a todos los seres de la tierra,
hijos suyos y del hombre.

Jecego. Martes 09 de enero del 18.


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