Precioso amanecer ante mis
ojos,
lejano placer para quien ve;
instinto humano alcanzarlo
con la magia prodigiosa de un
sueño,
y una mano larga, muy larga,
desnuda;
tocarla como si tuviera
nombre,
abrazarla desnuda de nubes;
sentirse como pez en el agua
bajo esa luz tenue de un
amanecer;
eso debe ser un sentimiento
profundo
que produce una imagen de
ensueño;
como el despertar de un bello
sueño
que muere antes de nacer;
luz, nubes, colores y anhelos
todo intangible;
en un sueño imposible que
busco
al alcance de mis ojos, pero,
tan lejos de mis dedos;
no me importa la distancia ni
el miedo
soy hombre de fe, para el que
no importa el tiempo;
haré que la aurora se
humanice tan cerca,
que pueda tocarla con mis
dedos.
El resto, será todo silencio……
en un horizonte tardío, pero
cálido,
lleno de aire fresco,
elegido
cuando el sol entraba en su ocaso.
Jecego. Marte 09 de enero del
18.
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