Me encantan tus labios rojos.
No sé si el rojo es, de fresas o de moras,
si de granadas o cerezas;
si de hirviente y corrosiva lava
que discurre por la pendiente ladera.
Me encantan tus labios cuando me besan
porque me saben a fresas, a moras, granadas o cerezas,
y más que nada,
porque me saben a ti,
fruta única en mi mundo, de cálida brasa.
Me encantas tus labios cuando me besan
porque rompe el silencio de mi alma,
y ese silencio postrero me deja un poema
que luego te digo con palabras
y rompen el silencio que guardaban.
Se hace en el lugar una aurora
donde las nubes del ensueño hablan;
se hablan, cuentan y se infinitan en el tiempo
resucita la pasión y devoran el momento
hasta que la ferocidad del deseo, amaina.
Jecego..
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