Sobrevolando tu nido.
Te veo asomando entre las ramas
mirando al cielo, calentando tus huevos
bajo tus alas;
y me pregunto, ¿por qué mirabas arriba
si tu tesoro estaba protegido entre tus patas?.
Y la respuesta vino enseguida;
no bastan mis patas, mi pecho y alas,
necesito el calor del sol, y del cielo,
su última palabra;
me dijo la mamá mirlo mientras
acercaba a su cuerpo, su tesoro.
Se apretó sobre sus huevos cariñosamente.
Mis huevos son mi tesoro compartido con papá,
Y tengo la misión de cuidarlo cálidamente.
Apartó su mirada y me dijo:
hasta luego.. debo calentarlos entre 21 y 23 días.
Jecego.
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