Quiero ser del viento su
juguete
de ti, el aire que
respiras,
y de tu voz, el timbre que
llega
a lo más hondo de mi
pecho;
haciéndose sol en mi
herida
y cura mis males en
silencio.
Quiero ser ese viento que
habita
en las ramas de los pinos
en el monte,
que se sube a las nubes y
vuela
desde la mañana a la noche,
sobre los caminos de mi
pueblo
entre castaños, monte bajo
y escobones.
Quiero ser de ti, tu
almohada,
de tu tiempo, las horas
nocturnas,
de tu silencio, esa voz
callada y dulce
con que despides a la
noche y callas.
Quiero ser el jardinero
secreto
de las flores que adornan
tu cuerpo;
quiero ser, voz y
silencio, además de viento
para envolver todo tu
cuerpo con el mío.
Jecego.
No hay comentarios:
Publicar un comentario