Erase una vez una palabra.
Erase una vez una palabra
impresa en una página que llevaba el viento; volaba junto a las nubes, sola no
decía nada, su silencio era su compañía y callaba; asombrada miraba a todas
partes buscando compañera para platicar pero de lo que iba viendo que era
infinito, nada hablaba, todo era silencio entre las cosas más bellas que
pasaban a su lado; ríos, montañas, pueblos preciosos,
ríos, montes y cañadas,
todas la maravillas del mundo pasaban por sus ojos, pero nada hablaba, todo era
silencio en el amanecer de un sueño; triste, muy triste de sus ojos saltó una
lágrima que limpió su pupila de una nube que le tapaba y entro el sol con todas
las imágenes que se habían cruzado en su volar cerca del cielo y fue tan grande el alboroto que se
formó en ese momento que aquella palabra se separó del tumulto y con otras que
escogió como compañeras y amigas se asomaron a la ventana del mundo y puesta en
orden escribieron en el cielo: “ “no
hables, si lo que vas a decir no es más importante que estar callado “ y
siguieron juntas para siempre.
Jecego.
No hay comentarios:
Publicar un comentario