Nada es verdad ni mentira a la
sombra del silencio;
Sin luz, todo es sombra, pero no la sombra que nos proyecta la luz, de una cosa sólida, sobre otra. Cuando
contamos nuestra historia de verdad,
siempre se nos olvida aquello, que en nuestra memoria, suponemos una sombra
y la silenciamos, “a esto llamamos olvido porque mancha”, y seguimos con nuestra
historia según la recordamos; si se nos pregunta por algún episodio, que no queríamos referir, nos
hacemos los olvidados, no entendido; olvidamos el nombre, el momento y el lugar; y seguimos
con nuestro relato, con una sombra sin nombre, apagada, silenciosa, olvidada
conscientemente, con nuestra verdad; demostración inequívoca de que el silencio
puede ser verdad y mentira a la vez,
pero nunca Alzheimer, sino todo lo contrario premeditación, hasta más allá de
la luz del entendimiento, del que nos creemos poseedores únicos de todos sus secretos.
Somos libres dentro de nuestros límites, y de los que nos impone
nuestro medio; la verdad también es un límite para nuestra imaginación laxa;
pensamos a veces que nuestros límites son universales, un error más, nuestros límites
superiores e inferiores solo son nuestros, personales, sobrepasarlos significa estar fuera
de la verdad, de nuestra verdad, que equivale a fingir, a mentir, para lo cual
es mejor callar, que es una forma de mentirse a sí mismo y contagiar a los
demás.
Hoy el sol, en mi Valle tiene
ocultos, en este momento sus rayos por una
nube densa que sin tener cuerpo tapa su
verdad, su poderío, lo sabemos por su luz que lo atraviesa casi todo, otra verdad a medias,
como cuando dices a medias lo que cuentas, cortando lo que no nos conviene.
Nada es verdad o mentira completamente; siempre hay alguna palabra que
lo justifica, algún hecho que nos delata, un espacio
de silencio que habla, o algo que no sabemos explicar como se nos escapó; o por qué se nos
olvidó conscientemente o equivocadamente.......si solo queríamos silenciarlo.
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