A la sombra de
una mujer.
Quise sembrar un sueño,
pero el sueño no crecía,
parece que se dormía
atrapada en el momento
en que lo planté
a la sombra de una mujer.
La mujer se movía
pero el sol no le llegaba;
su vida peligraba sin luz
porque la vida es todo sol y agua,
y se acaba cuando llega la sombra
aunque sea de mujer.
Pero no abandoné mi sueño
y lo regaba cada día;
ella me acompañaba a la fuente
momento que aprovechaba el sol,
para hacer crecer mi sueño
a la sombra de una mujer.
Y fue tan agradecido el sueño
crecido enormemente,
que sus raíces llegan a la fuente
y sus ramas abrazan al sol;
y ahora extiende sus brazos
para darnos cobijo a los dos
sentados a su sombra;
dando gracias a Dios,
por el agua de la fuente
y la tenacidad de los dos.
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