A veces uno se olvida de todo.

A veces uno se olvida de todo.
Hasta del tiempo, nuestro tiempo.

Cuando piensas que todo acabo, amanece,
y de la noche de la memoria
brota un nuevo día;
una lluvia de luz se derrama sobre nosotros
que borra la noche que vivía en nuestro pecho,
sembrando un nuevo amanecer con colore nuevos.

Y empiezan a brotar ramas nuevas
que traen flores diferentes con aromas nuevos;
que te transporta por senderos desconocidos
en busca de otro sol más allá de lo vivido,
en las alas de un nuevo viento.

A veces, y ahora
mi corazón toma un haz de esa luz,
de ese nuevo día que se asoma en el horizonte
queriendo bailar un vals
con esos instante que se pierden,
en ese tiempo que ignoramos,
y dejamos que se pierda en esa llanura del tiempo
donde bailamos.

De que nos vale llorarnos
derramando las lágrimas que nos quedan
a las orillas del mar o del silencio;

si sabemos que se pederán en las playas húmedas
de nuestro tiempo; en vez de derramarla
sobre unos cálidos labios, mientras nos acariciamos.

Jecego.


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