Se fundieron en una
piedra.
Entre tus brazos y mis brazos
se encuentran dos cuerpos perdidos;
dos almas que se consuelan
y dos corazones heridos;
unos ojos que se miran
todavía confundidos,
y unos labios que se encuentran
ya de viejo conocidos;
que se devoran con sus labios
después de cada suspiro;
que se hablan sin palabras
sin voces ni sonidos,
y se pierden sus miradas
más allá de lo vivido,
buscando un paraíso
que creían perdido;
y encontraron su destino,
entre sus brazos unidos
aquellos cuerpos que buscaban
a las orillas de sus ríos,
y se fundieron en una piedra
que encontraron el camino
porque no querían separarse
y necesitaban estar unidos.
Y se quedaron en la piedra
plácidamente unidos,
entre caricias y memorias
entre las aguas de sus ríos.
Jecego.
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