A la luna hecha mujer.
No sé si
describirla puedo sin volverte a ver
para poder
retener para mí las delicias cálidas
de tu cara oculta, en tu magnitud toda, de mujer.
De tanto
quererte estoy de ti enamorado.
Soy tu sol
cálido y callado en la noche,
en la
mañana soy un poco más descarado
y me poso
en tus espaldas y acaricio tus brazos;
no descuido
nada de tu piel, la cubro toda con mis rayos
me encanta
la seda que envuelve tu cuerpo, luna clara,
esas montañas
que descubrió Angstrom, antes de ayer
cuando quiso
hacer en tu cuerpo, un camino para sus plantas.
Quizá esto
sea un sueño de paz; no una paz de guerra,
ni
tampoco, un lugar donde descansan los poemas;
sino esa
paz que necesita el hombre que sueña
para posar
sus manos sobre esa luna llamada mujer.
Jecego.
3 comentarios:
Jesús,
Lo disfruté muchísimo.
Comentario en face.
Un abrazo...
Feliz sábado!
Amiga Raquel, gracias por tu comentario. Me agrada saber que te ha gustado. Siempre escribo pensando que habrá alguien que se beneficie de mis escritos; que sien lo hago por mi distracción me halaga saber que tienen alguna utilidad. Un abrazo por todo. Jecego.
Me ha gustado la ingenuidad de los versos, discretos pero certeros.
Abrazos
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