No importa que la labor haya sido intensa, si la tierra no
fue la apropiada.
Tampoco importa la labor si no es admirada.
El trabajo debe ser entendido, admirado y deseado, para que
pueda ser querido. Si se llega a este estado, la palabra llega a ser, o crear,
un prodigio en la razón del ser para quien fue escrito y por lo tanto, querida.
Si no ocurre así, las palabras pueden herir a unos, mientras
que a otros, les gusta o encanta. Fundamentalmente la armonía en lo que se
escribe hace planos a todos los pensamiento en su magnitud más alta, y así, las
opiniones se hacen casi-universales, donde muchos cabemos….
Opino que nada es totalmente universal; ayer visité una
exposición de pinturas y caí en esa observación; todo es bello para quien lo crea,
pero no necesariamente para quien lo lee o lo observa.
Si pretendemos que subsista el arte, (poesía, cuentos,
historias) no pensemos que lo que a nosotros no nos gusta es malo, porque en
realidad es bueno para su creador y admiradores. Nada es blanco o negro, hay
muchos matices que no hemos aprendido a distinguir. El si, o el no, no deben
ser nuestras respuestas inmediatas, no olvidemos los matices).
Toda persona creadora arriesga noblemente su sapiencia y la
pone en manos del mundo al margen de toda crítica; haz tú lo mismo y
encontrarás el camino de la belleza íntima muy cerca de ti; abrázala, es tu
alma que está contenta por haberte encontrado.
Jecego.
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