A veces he soñado que por fuera de mis muros hay: árboles, mar, ríos y otro cielo diferente al mío, pero yo no puedo verlos. Alguna vez he visto que algunas estrellas de otro cielo cruza mi espacio tan deprisa que creo que no quieren verme y se alejan, otras, creo que fuera de mis paredes hay otro mundo igual de bello que no puedo ver, pero lo creo y lo sueño.
Dentro de estas cuatro paredes no pueden verme, pero estoy vivo, estoy como estuvieron ustedes en el vientre de su mamá. Yo existo entre mi limitado espacio y mi tiempo; no tengo brazos que me tomen, cuerpo que me abrace, labios que me besen, ni siquiera se si eso existe, pero se que estoy vivo porque veo pasar las estrellas por mi cielo, volar aves que solo me miran a su paso, papeles que lleva el viento y, a veces, me llega un ligero olor a ti, madre y mujer, que deja un poco de luz, y un mágico recuerdo de sentirme en tu regazo, tocándome.
Te siento
Jecego.
2 comentarios:
Ojalá yo pudiese tener ese sueño. Fuera no hay ningún Edén, y muy poco de tus sueños.
Soñar cuesta poco porque la realidad a veces es aplastante. En las grandes ciudades ni se ven las estrellas, y desde que el hombre surca con sus naves contaminándolo todo también les ha restado encanto.
Pero tu sigue soñando que algo queda.
Feliz domingo
Amiga Katy; gracias por encender esa luz que da claridad a mi camino.
Seguiré como dices tú, soñando que
algo queda.
El mundo está lleno de todo, de algo y de nada, solo que: hay que encontrarlo, en la tierra o en un sueño; no hay que esperarlo más allá.
Un abrazo. Feliz fin de semana. Isidro.
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