Te retrato hoy, con máquina de ayer,





Vestida de azul cielo inmaculado
con mirada de Venus perdida,
con voz musical de ángel sentida
en silencio pasaste a mi lado.

Y por las orillas de mis ojos cantaste
alabanzas con música de pareados,
con voz que siempre unida a ti llevaste
en las alas azules de un viento de verano.

Pero ni siquiera me miraste
torciste el dorso a otro lado,
y sin querer me dejaste un rayito de luz
de tus ojos que creí enamorados;

se que te faltaron palabras sinceras
para decirme que te dura el enfado;
por no darte lo que no tengo libre
ni decirte lo que tengo reservado.

Jecego.

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