¿quien como tú se agiganta y ruega al cielo,
templanza para tus amigos muertos,
elevando tus plegarias con tus brazos extendidos?;
creo que nada ni nadie, hace tal sacrificio sin premio,
sin esperar nada de su deudo, dormido a sus pies,
sin respirar, sin ser oído, retenido en la soledad del tiempo,
su tiempo, oyendo los pájaros que cantan en tus brazos,
ciprés amigo;
hermano, más que hermano; iré a descansar en tus raíces,
no te pido sombra, que no la tienes, te pido que eleves
mis plegarias al cielo; tu que llegas tan lejos con tus ramas
más allá de las nubes y el viento, donde mi voz no alcanza
para pedir perdón para mi alma.
Hazlo por mí, hermano, ya ves que yo no puedo,
porque......
se acabó mi tiempo, y estoy inmóvil a tus plantas.
Jecego.
6 comentarios:
esto no es un poema, es una joya!!
amigo, me encantan tus letras, tu sentir, tu alma.
un beso grande.
Me encantan los cipreses tanto como tu poema, pero para contemplarlos y admiralos no para descansar bajo ellos
Como du¡ijo nuesto querido Gironella: "Los cipreses miran a Dios"
Bss
Amiga Patricia, tu premio es enorme.
Gracias por tu comentario.
Eso anima a escribir.
Un abrazo. Jecego.
Yo, como Gironella, creo que los cipreses hablan con Dios.
Podría ser la razón por la que se plantan en los cementerios,
Por lo menos una cosa es verdad, no crecen hacia los lados, solo hacia el cielo.
Un abrazo amiga, que sea lo que Dios quiera.
Jecego.
Me ha encantado tu poema Isidro, es una preciosa plegaria…que llega hasta el cielo.
Un beso
Amiga Sneyder, gracias por tu comentario. Es placer tener premos como el tuyo.
Un abrazo. Jecego.
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