Más allá del árbol.

Puede leerse como poesía o como prosa.  

Dedicada a todas las damas llamadas: 

María o Candelaria.

La joven esperaba en la ventana

la brisa fresca y transparente,

que desde aquella montaña

le transportaba sus cartas;

allá arriba estaba su amor secreto

que suspiraba por ella y le amaba,

y transmitía con señales de humo

palabras que ella conocía y esperaba.

Pero fuera, un árbol que era su muñeco,

que era su jardín,  su selva y su mundo,              

rompía el paisaje y las letras de humo,

que su amor en la montaña, 

le dibujaba en el viento;

aquellas eran sus cartas, y las esperaba.

pero le llegaban rotas en muchos trozos, 

cuando la brisa chocaba con sus ramas

y el árbol se sentía culpable y pensaba:

si me quitan de aquí moriré, ¿que haré

para que ella reciba  enteras sus cartas,

y vivir yo también para poderla ver

y seguir siendo su juguete con mis ramas?

en la noche; el árbol, enamorado de la joven 

con un corazón de madera, con o sin alma,

decidió secar las ramas frente a la ventana

para que ella pudiera recibir enteras sus cartas.

Al día siguiente la joven vio como caían las hojas

de las ramas que tenía frente a la ventana,

que ya podía ver las señales de humo que enviaba

con el viento, su amado, desde la montaña;

pensó y dijo: que extraño lo que pasa:

que solo han caído las hojas que molestaban

y el resto siguen en sus ramas........

Luego, en silencio, pensó.......caramba;

¿será que los árboles también tiene alma.....?

¿que también piensan?

¿que también aman?........

La joven siguió leyendo sus cartas enteras

que le llegaban de la montaña, y pensaba, 

¿porque se cayeron las hojas del árbol

que solo a mí me molestaban......?.

¿será que el árbol también leía mis cartas,

o,

¿se habrán hecho gemelas nuestras almas?

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Jecego.