Hoy, despues de ayer.

Hoy, después de ayer.



Hoy miro al horizonte
desde la ventana de mi casa,
y no veo nada de lo que vi ayer
desde mi atalaya en la montaña.


La virtud, es la llave de nuestro ser
ayer, solo es una sombra en el alma,
mañana, quizás traiga algún recuerdo
de otra alborada pasada;
que haya dejado su huella
en lo más recóndito del alma.


Siempre llevaré esa llave
vaya donde vaya, para abrir
aquellas puertas cerradas
donde se ocultan las bellezas;
esas bellezas raras,
como la salida del sol
entre las nubes blancas,
que rompen la noche
con sus rayos, en las grises masas;
de las nubes que corren
como cuerpo sin alma,
para que las cubra el sol
con sus rayos en sus alas;
porque quieren ser ellas
las que formen la alborada.


Por eso guardo esa llave
para abrir esas puertas cerradas,
y poder enseñarte a tí sola
todas las bellezas de mi alma;
porque es el tesoro que tengo
para ti, mi mujer amada,
esos recuerdos que guardo
con un millón de alboradas.


Jecego.


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