La arrogancia y la verdad
La arrogancia y la verdad.
Yo quisiera asomarme
al balcón de cuerpo
en el valle de las montañas;
porque quiero mirar a tu ombligo
y ver si conserva sus rayas.
O más allá, en el vientre plano
por si han quedado huellas,
o restos del pasado.
O mas abajo, la parte que estaba
cubierta de monte bajo;
por si tienes algunas calvas
o se ha secado; y se ha cubierto
con arbustos de portes blancos;
que es lo que siempre ocurre,
con el transcurrir de los años.
O más arriba del valle
de las montañas gemelas;
más allá del istmo de tu cuello,
en la luna de tu cara,
caja de los sentidos bellos,
y selva de tu pelambrera;
para ver cuantos surcos han dejado
las lluvias y los vientos:
y ver si se han secado tus labios
con la fuerza del deseo;
si hay patillas en tus ojos,
que ocultan un pasado;
o tu frente sea tan lozana
como el agua fresca de la mañana;
y ver si aquel monte negro, sedoso,
que en tu juventud peinabas,
ha cambiado, y se ha cubierto
tu cabeza, con fibras de monte blanco.
Jecego
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