Picaresca. El y ella el día de su boda.

Ella y él el día de su boda. Picaresca.

Ella - ¿Te acuerdas el día que nos casamos?
eran las 11 de la mañana, y a las 12, almorzamos, papas arrugadas, pescado salado, y vino blanco.

El – Claro que me acuerdo. Mi madre después de comer me mandó a coger hierba para las cabras mientras ella iba a comprar queso a la venta.

Ella – Y a mí me mandó a la cueva, a quitar los grelos a las papas; y enseguida llegaste tú a ayudarme, decías; pero todavía no me explico porque buscabas las papas en mis bragas; tan bonitas que eran. Mi madre me las había hecho de un saco de harina. Y me las rompiste toda. – De alguna forma tenía que ayudarte antes que viniera mi madre.

Ella –Mi madre me había dicho que allí tenía un animal que no me acuerdo el nombre, pero con aquellas bragas de saco, no se escapaba, y ella me las revisaba todos los días; así que no me explico porque tú ibas a buscar las papas allí.

El – Cuando yo llegué a la cueva, me entró como una ceguera, que en vez de papas buscaba la madriguera donde estaba escondido el animalito.

Ella – Luego me di cuenta que lo que tu quería no era ayudarme a quitar los grelos a las papas, sino matar a palos, al animalito que decía mi madre; porque con las ganas que le dabas.

Ella – Hay señor, que ya viene tu madre y las papas sin limpiar.

El – Coñó, ya el conejo me desriscó a la perra…

Ella – Ese es el nombre del animalito que mi madre me decía que no soltara; pero yo creo que con los palos que le diste, huyó o está muerto.


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