En busca de la noche, mi hada.


En busca de la noche, mi hada.

Me refugio en ti, alejándome de la ciudad alborotada,
llena de ruidos y voces, donde las calles tienen nombre,
rayas, semáforos, paso de peatones,
y las personas somos cosas, o nada;
siempre leyendo carteles, diciéndote a dónde vas
o, talvez, comerciales anuncios de rebajas

Me refugio en ti, porque en tu seno
no oigo ruidos, no veo nada:
en tu silencio me oculto de pleno
y me abrazo a una intimidad soñada;
con mi pensamiento perdido
entre tus brazos, mi hada.

Me refugio en ti, buscando mi paz,
escudriño tus rincones oscuros
donde los pensamientos son puros
y las ideas más claras;
por si encuentro en tu amplitud un espejo
donde pueda ver las luces de la ciudad,
donde pueda descansar mi cuerpo, ya viejo,
y encontrar el amor que me abraza.

Me refugio en ti, porque eres mi compañera,
la que nunca me has fallado, en mi vida larga,
al final de cada día, has venido a mi lado
a poner mi cabeza en tu almohada;
y será así hasta el fin de mis días
mientras mi mente se apaga;
tú serás mi espejo, donde yo mire en tus noches largas:
mi ciudad con sus semáforos, sus luces y sus rayas.

Me refugio en ti, porque aunque muera, no muero,
porque la muerte solo es:
oscuridad, un espejo, y silencio, mucho silencio,
y todo eso lo llevo
implícito en mi cuerpo.
Jecego.

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