Un nido bajo la sábana,
una cuevita y mucho silencio,
un beso y muchas caricias,
una mirada y un velo;
se hace cielo el lugar
se llena de estrellas aquel
cielo;
una noche ideal les envuelve
y hace propicio el momento;
luego, dejan que hablen los
labios
porque ellos también hablan,
y con cada roce se dicen:
cuanto se quieren sin
palabras;
se miran sin verse
en la oscuridad de su nido,
se adivinan sin conocerse
a través de los sentidos;
se rompe el silencio con una voz
que dice: te amo, y otra: te
quiero,
y una respuesta inaudible:
yo también...te quiero…
y quedan dormidos…los dos
unidos en un beso;
en aquel mundo de silencio,
casi a oscuras,
mirándose sin verse,
creando imágenes semejantes
a sus cuerpos, en su memoria;
con sus dedos.
Jecego. Viernes 12 de Enero
del 18.
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