Mi paseo solitario por mi tierra,

Mi paseo solitario por mi tierra.

Esta mañana volví a pisar
viejas veredas perdidas entre zarzales.
Veredas caducas, casi olvidadas
entre hierbas secas  y derrumbadas paredes
entre silencio que gritan, sin decir nada.

Silencios que hieren,
que cuando al verte pasar miran,
y con envidia sana piensan:
quien pudiera tener esas piernas
y andar sobre la tierra
y no piedra, casi sepultada  en vida.

Yo callaba para que no me llamaran loco,
pero, ganas no me faltaron de levantarlas,
hacerlas pared soportando la tierra, como antaño
cuando eran pared de una huerta plantada,
ellas que lo fueron todo, y bien miradas
solo tienen consuelo cuando al pasar, alguien las mira.

Ya en el atardecer de sus días
se sienten mal entendidas y despreciadas,
ellas que fueron los huesos de la tierra
y elevaron su cara para que el campesino las viera,
hoy semi-sepultadas piden al cielo, luz para sus caras.

Quieren ser la cara bonita de la tierra cultivada,
pero nada…
seguir semi-enterradas en vida,
sin esperanzas de ser rescatadas


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