El viento también sufre

El viento también sufre.

Iba el viento moviéndolo todo,
mientras una enorme roca, reía;
voy a romper tus fuerzas decía
y luego vas a quejarte roto y solo;

la roca bien plantada, esperó,
llegó el  viento y la azotó,
para ella aquello eran caricias
y como caricias aceptó;
y se fue el viento mal herido,
dividido en dos vientos paralelos
la ruta que tenía trazada
para converger de nuevo en su camino.

Se volvieron a unir y hacerse fuerte,
enérgico y violento lo rompía todo;
pero como todo lo malo termina mal,
otra roca, mi montaña, lo hizo trizas,
lo absorbió, lo hizo polvo, y ahora tierra
pide clemencia al cielo, y agua por Navidad.

Ahora roto y solo, pide agua por caridad.


Jecego. 

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