Miraba sin ver aquel
jardinero,
que el cielo había puesto a
cuidar las flores,
a él, le llegaba su perfume y
decía:
¡como se llenan mis sentidos!
¡como me aman mis amores!
¿cómo me llegan sus perfumes
estando ausentes sus colores?;
yo lo veo todo negro, como la
noche,
pero los perfumes me parecen
colores
que hablan de sueños como
flores
y esparcen sus aromas en mis
narices.
Triste estaba el jardinero;
triste por no podía romper la
noche,
triste por que el sol no se
asomaba a sus ojos
y no podía ver las flores que
olía;
ellas se reían y tocaban sus
manos frías,
era la madrugada y le decían:
pronto llegará el sol que nos
da la vida
y a ti luz para que nos veas;
despierta le dijo una violeta
en suelo agachada,
mojando sus pies descalzos
con el agua de la serenada;
y abrió los ojos el ciego
jardinero
que no era ciego, y soñaba
con sus flores que siempre
traían sus perfumes
a la nariz de su amo, que
amaban.
El jardinero despertó y las
abrazaba.
Jecego.11/11/17.
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