Soñar no cuesta nada. (3).
Soñé que venias del monte.
Te vi llegar, venias de
Anaga,
venias con la ropa sucia y
rota,
el pelo revuelto como una aulaga,
tus ojos cansados,
aruñados tus brazos y
piernas,
y yo que te esperaba
hambriento de ti
nos abrazamos,
desperté y te vi como
siempre
fragante y hermosa,
te cogí de la mano y caminamos
por un sendero nuevo para
los dos
pero que conocíamos de
otro sueño;
nos sumergimos en él y nos
besamos,
todo era prodigioso y ensoñador
a la vez,
vimos acercarse la
luna a saludarnos,
al silencio a decirnos,
ser felices,
y cuando el amanecer nos
trajo su luz
descubrimos lo bueno:
que todo el sueño había
sucedido en casa;
que no había pasado nada
malo en Anaga,
que los besos habían sido
verdaderos
porque a los dos, nos dolían
los labios;
y ahora que hacemos, me
dijo…..
repetimos el sueño, le
contesté…..
Y empezamos…….
Jecego. 19/08/17.
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