Hoy me siento tan inmortal
como la luz,
siento gozo infinito mirándote
sin verte,
aún sabiendo que pronto se
acaba el día
y la noche que lo borra
todo me apague.
En todas partes te veo
Güimar, madre,
sepan todos que mi voz se
pierde en tus rincones,
que mis quehaceres siempre
fueron en la salud
cosa que no ve el mundo ni
su gente; solo se siente.
Hoy saqué de su oscura
tumba mi trabajo mudo
para que en algún momento
vea la luz,
y alguien de este mundo
recuerde quien le dio salud
cuando un halo oscuro
merodeaba su cuerpo.
No hace falta que les
cuente nada,
cada uno puede ver lo que
aún queda de su ser
cuidado por la mano del
hombre
mientras dure la luz de su
sol y pueda ver,
antes que llegue la noche
que le vio nacer
y lo borre todo.
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