Estaba esperándote.


Estaba esperándote.

 

A orillas del camino te esperaba

venías del monte, acompañada

del recuerdo, cansada, embebida

en las ramas del silencio, callada;

 

tu silencio se hizo voz cuando me viste,

holaaaa, fue tu primera palabra,

y las demás se hicieron suspiroso viento

mientras me besabas;

 

nuestros corazones se hicieron presentes

cada uno al ritmo de su tambor, hablaba;

las palabras se hicieron música de cielo

y tocaban y tocaban, hasta agotar su ritmo.

 

Poco a poco llegó la noche en Anaga;

era tarde para volver a casa;

las hojas secas nos llamaron e hicieron lecho

bajo las ramas robustas de un hada con alas.

 

Nuestros ojos sin luz se miraron en el silencio,

se acabaron las palabras y empezó un juego

que nos llevaría hasta la mañana;

 

nos saludó el sol, mientras la luna callaba

había visto el juego de caricias de aquellos cuerpos

bajo su íntimo y cálido manto de plata.

 
Jecego. 23/08/17.

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