Una rosa y un clavel.

Una rosa y un clavel.

Un clavel miraba a una rosa
que tenía encima de él y decía:
mírate, lo tienes todo, nada te supera
en hermosura;
y contestó la rosa: solo me faltabas tú
para que me dijeras eso que me dices
tan bonito y no sabía;
nada es lo que es
hasta que alguien nos lo dice y lo ve;
desde entonces la rosa,
fue fragante y hermosa
como le dijo el clavel,
y se preocupaba de su sombra.

Pasaron los días y la rosa sintió llegar su fin,
se marchitaron sus pétalos y afilaron sus púas;
miró al clavel y dijo: gracias compañero mío
por ser eso y además el espejo donde me miré
mientas ignoraba la belleza que me diste;
dejo mis pétalos junto a los tuyos
y me llevo las palabras que me abrieron los ojos.


Jecego.

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