Flor o mujer, no sé,
en mi jardín naciste un
día,
te vi crecer mirándome
y crecí a tus orillas,
mirándote;
a tu pelo llamé hojas
que se hicieron verdes al
mirarlas;
tus labios pinté con una
rosa roja,
tu cintura modelé con mis
manos
y deje que tu cuerpo lo acariciara
la aurora de colores,
bailando.
Ahora eres lo que ven tus
ojos
tan distinto a cuando nos mirábamos,
ya eres codiciada flor de
la mañana
que antecede a un día
primoroso.
Alisios que bajan de las
montañas
perfume sutil de rosa temprana,
voz que habla en silencio
en los corazones que aman;
pronto tu boca con sabor a
miel y flores
sabrá a una sola flor,
quizá clavel
y tu encanto de ninfa,
gritará al viento
he dejado de ser flor,
para ser mujer.
Ya no habrá que esperar al
sol para ver un astro,
tú serás, ya eres, la luz
de muchos ojos.
Jecego.
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