Te imagino.
Te imagino un sueño
impregnado en una flor
que creció sola en mi jardín,
buscando mi agua fresca
y el necesario calor de mi
piel
tu sol, a la sombra de mi
ser.
Me dejé llevar por tu viento.
Y como paloma mensajera
recorrí todo tu cuerpo,
como ansiosa brisa,
hasta los límites de tu
cuerpo
y me quedé siendo tu
perfume.
Pero no me bastó ser tu
viento
y ungir toda tu piel;
quise seguirte en tu vuelo
y caí
sobre las hojas secas de
tu silencio,
me revolví, y de nuevo
volé en mi sueño,
me hice viento más fuerte
que el tuyo
y volé sobre Izaña, la Dehesa
y los Pelados
hasta encontrar un refugio
allí
donde había empezado mi aventura
en aquel primer vuelo,
en tu viento.
Jecego. 24.11.16.
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