Hoy escribo mirándome en mi
espejo de agua
y casi no me conozco,
me veo extraño con un rostro poco concreto
en ese cristal dúctil ondulado por el viento,
donde desde el último alisio que recuerdo
no me miraba;
en ese cristal dúctil ondulado por el viento,
donde desde el último alisio que recuerdo
no me miraba;
y en ese espejo en movimiento
donde las caricias se evaden, me pierdo
buscando donde posar mi pensamiento;
y me llevo las manos vacías a
mis labios
con la dulce esperanza de percibir,
el suave aroma de tu cuerpo con mi piel.
Aquí sentado veo pasar mi
tiempo
cargado de viejas ilusiones
vacías;
diciéndome adiós con sus manos llenas
llevándose aquello
que fue mí cuerpo
un día fuera del espejo....
un día fuera del espejo....
Me voy acostumbrando a perder
y ver pasar mi vida cargada
de sueños;
a veces pienso y no entiendo
por qué
se puede perder todo en un momento;
no se si la vida es: ésto,
eso o aquello,
porque al irse, solo deja un
recuerdo vacío.
Sigo mirándome en mi espejo
de agua,
y solo veo recuerdos:
memorias vacías
de episodios próximos en el
tiempo,
que no quieren irse llevándose mis sueños, que:
que no quieren irse llevándose mis sueños, que:
durante el día nos
acompañamos y queremos
y por la noche nos amamos
en silencio.
Jecego
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