He buscado en mi silencio tu nombre.
Te he soñado cual eres, pero no estabas,
habías partido en dirección contraria al viento;
volaron tus palabras mientras andabas
vagando por ese sendero baldío, rompiendo,
la definición concreta de tus palabras.
Y me perdí entre arbustos y ramas,
entre balos y magarzas,
entre silencios y gritos,
más allá de las palabras válidas,
envuelto en mi memoria cansada.
Pero tu nombre se había perdido
entre palabras sin sentido, extrañas;
son solo silencio, cautivadoras de sentidos,
misterio empobrecido, por el valor vacío
de las palabras perdidas, en el camino contrario.
Jecego. Martes 08 de marzo del 16.
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