Era muy tarde .
Volveremos mañana si Dios
quiere.
Había llegado la hora del
silencio,
se había acabado la
madrugada,
los ojos tintineaban de
sueño,
apenas se acercaban las
palabras a los labios
y de ayer solo quedaba un
recuerdo.
La tertulia había sido un mar
de preguntas
pero la noche estaba agotando
las palabras;
apenas se hilvanaban frases
con sentido
concretándolas en los gestos
de la cara, ojos,
y en la voz secreta del
silencio que decía: cama, cama,
Las respuestas se quedaron en
una nube de silencio
esperando otro momento; quizá
mañana,
con ese ansia que llevamos
dentro por hacerles libres
convertidas en palabras
portadoras de pensamientos;
pero eso será mañana, cuando
nos encontremos de nuevo.
Jecego. Sábado 26 de marzo
del 16.
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