Era una mariposa.

Era una mariposa.

La mariposa era un ángel que volaba
muy cerca de una flor,
un ruiseñor que cantaba con candor
y daba su aire para que respirara;

no le hacía preguntas, solo le acariciaba
dejando su huela de color sobre sus pétalos
que sonreían por aquel beso que la mariposa le daba,
y se hicieron íntimas, la mariposa y la flor;

nunca la flor tuvo un ángel tan bello,
nunca se sintió tan enamorada,
la mariposa se dio cuenta de aquel sentimiento
y sabiendo que su vida era corta
se posó sobre ella y le dijo:
te amo flor primorosa, te quiero,
y voló lejos, a otro lugar, 
lejos a morir en su capullo de seda,
no quería causar dolor, a su querida flor,
por siempre enamorada.

Jecego. Miércoles 30 de marzo del 16.




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