Una
voz.
Más
allá del silencio se oye una voz que camina,
no sé
si son la tuya y la mía fundidas en un beso,
o es un
sueño que anda perdido y nunca termina
que
empezamos hace tiempo, en un embeleso.
Lo que
no se termina sigue en el aire
esperando
el momento que determine su final;
lo percibimos
como voz, como señal, como tiempo
límite, para terminarlo, olvidarlo o renunciar a ello.
Necesitamos
ese espacio libre en el pensamiento,
dejar de
oír la señal del olvido; esa voz perdida,
medio dormida, para
dar paso al presente
con voz
firme; que deje de ser ayer, y regrese.
Quiero dejar de oír tu voz para adivinarte,
Quiero dejar de oír tu voz para adivinarte,
quiero sentir
tu cuerpo para tenerte,
ser beso
y abrazo a la vez
y mirándote
a los ojos escudriñarte.
Jecego. Sábado 04, junio del 16.
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