Dime por qué te fuiste con el
día
y me dejaste solo ante la
noche fría.
Partiste dejándome el
recuerdo
triste de tu partida en alas
del silencio.
Llevándote sin querer el
cálido aliento
que mantenía con vida a mis
besos y tus besos.
Aunque llegar a tu cielo no puedo,
sí a tu boca y saborear
ese almíbar
que segregan en ese instante tus labios
cuando en un abrazo eterno,
nos besamos.
Antes que la noche me llame
me adelanto a la luz del sol
y le pido
un nuevo atardecer como el de
hoy;
y mañana me dé su aurora de
colores
con música de viento del
norte perdido
entre mis labios y los tuyos fundidos.
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