Dime que eres esa flor.
No me digas que tú eres esa flor que me mandó el cielo.
Ese perfume a rosa, a nardo, a jazmín, a violeta y
a esa agua fría de lluvia que hizo elevar tus senos;
no me digas que tu eres ese violín que me regala sus notas
a la par que me ensueña en tus brazos esa armonía de brisa,
que me trae esos alisios solidarios que nos envía la
montaña.
No me digas que has llegado hasta mí, solo porque te trajo
el viento:
dime que eres un hada mandada por el cielo a quedarte
conmigo,
dime que eres esa flor primorosa de color, olor y la música
que quiero.
Dime que eres esa flor que toca el violín con la magia del
cielo
con todas sus ramas, sus hojas, su perfume y en ella, un te
quiero.
Jecego.
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