Anoche
soñé que dormía.
Sobre
tus pechos de ardiente lava
que se
quemaba mi pecho y sangraba,
pero
era tan bueno el calor, que me gustaba y reía.
No
me importaba que las heridas sangraran.
Nada
tan hermoso como la dicha que me daba
el taladro
de tus pechos que me perforaban y ardía.
Quemarme
en la lava de tus montañas era mi gloria,
y lo
sentía como la caricia de una ola salada
de
las aguas de tus gemelas preciosas que me roían;
sentía
como si el silencio de tu boca me hablara,
a la
sombra de tu mirada misteriosa
que me
hablaba, mientras tus labios decían otra cosa.
No
quería que amaneciera, que apareciera el día y me despertara;
era
tan bueno el sueño, que tuve entre tus sábanas,
que hasta
el sol celoso, irrumpió en la alcoba y rompió mi sueño.
Pero
volveré a la noche, cuando el sol se vaya
y
soñaré de nuevo contigo y con la lava de tus montañas.
No
me importa quemarme, si es contigo, y con tu lava….
Jecego.
4 comentarios:
Un poema de amor siempre gusta. Qué sería de la poesía sin poemas de amor? Saludossssss
Jecego,
Un placer, leer tu poema.
Literal.
Esos sueños...
Regalos envueltos en neblina.
Raquel
Amiga Francisca; sin amor no hay nada; el amor tomado como lo que es, es la mayor riqueza del ser humano; incluso los animales se quieren. Me gusta compartir con mis semejantes lo que tengo. Un abrazo. Isidro. Jecego.
Amiga Raquel; me gustan las personas que leen literalmente y lo aprecian así; porque las que leen cargadas de prejuicios solo ven lo que ellos piensan y solo observan parte del mensaje que va en el poema.
Un abrazo y bienvenida. Avisé a mi sobrino "Rafael Cedrés, para que ponga en tu correo fotos de noches estrelladas y muchísimas que él puede enviarte por tenerlas a su alcance. Isidro, Jecego..
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