¿Donde estás?, ¿donde te has metido?.

Nada se pierde para siempre.
Nada está eternamente perdido.
En mi mano derecha llevo mi voz
y en la izquierda, llevo un suspiro;
sobre mi cabeza un cielo que me cubre
y bajo mis pies el cuaderno donde escribo.

Nada se pierde eternamente en este medio mío.
En mi cuaderno busco y encuentro todo aquello
que escribí en su momento; así llevo conmigo
lo que escribí duplicando mi memoria, lo tuyo y mío,
no quiero olvidar alguna página de mi cuaderno, 
que se pudiera perder en algún rincón de este mundo sombrío.

Solo tu ausencia me vence, pero sigo buscándote
entre auroras y mares de nubes infinitos
entre colores y perfumes que llenan mi vacío;

Si mis ojos no alcanzan a verte, no me daré por vencido
extenderé mis brazos al cielo, allí los verán, y oirán mis gritos
y me dirán si pueden decir; donde te has metido...

Jecego.



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