Donde está el castaño?
A la sombra de un castaño
una pareja platicaba en Junio,
apenas se conocían, pero el plenilunio
había influido mucho.
Entre palabras y murmullos
llegó la noche y se quedó con ellos.
Al amanecer; él le decía:
Mujer, no es el sol lo que nos trae la luz
son tus ojos que al mirar han roto la noche;
mira como:
el calor de tu volcán incendia mi sangre
como el río de tu lava me recorre,
no dejes que se apague tu fuego
y haz que tu llama me devore;
quiero ser tu llama rompiendo las tinieblas
que han embrujado esta noche;
que mañana cuando aparezca el alba
el sol nos despertará entre las hojas secas
de este castaño tuyo que nos cobija
y guardará el secreto bajo su sombra
con el canto de los pájaros, su arrullo;
y los dos veremos al castaño llorar
de envidia y desesperación,
porque no pudo ser él contigo
quien participara en este juego de amor.
La aurora dió matiz a la mañana
la noche se había roto en pedazos,
el sol cubría la hierba con una sábana blanca
y el castaño dejó de llorar:
porque la luz había aclarado
la duda misteriosa que le embargaba,
cuando vió dos cuerpos que se amaban
en su tronco, sobre las hojas.
Y le dijo, aún somnoliento:
que feliz despertar
sintiéndote entre mis brazos,
y también el castaño que había sido
el creador del momento.
Jecego.
2 comentarios:
Ciero que lo no recordamos es porque no ha dejado huella.
Pero yo prefiero vivir el aquí y el hoy. Para tanto recordar. eso ya no nos pertenece:)
Amiga, el pasado si no dejó huella, no existe, pero lo que abrió una brecha en nuestra memoria, seguirá existiendo.
Amiga, un abrazote. Jecego.
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