Soliloquio.

Soliloquio

Llevo mucho tiempo hablando solo, yo oigo, y una voz que no es la mía me contesta; siempre está a mi lado un personaje que interpreta mis pensamientos y da respuesta a los mismos; la verdad que es incomodo oírse sin ser oído por nada visible.

Hay muchas personas que hablan solas; en la calle, en la plaza, quietas ante una farola o caminando sin parar, casi siempre en voz alta, unas veces con voz sosegada y otras con bastante énfasis, y yo me pregunto ¿que hay en sus mentes para que sean a la vez, mármol y estatua, trigo y harina o barro y figura? A veces las conversaciones son larguísimas, parece que no tienen final. Un amigo fiel es un alma en dos cuerpos, dijo Aristóteles. O quien habla solo espera hablar con Dios, según Machado. ¿Estarán hablando con Dios, o su alma en dos cuerpos, les permite ser arte y parte de su íntimo soliloquio?

En mi caso, creo que solo me oigo yo, que como dijo Aristóteles tengo un alma y dos cuerpos, el físico, que veo y toco y otro invisible que me acompaña a todas partes y a todas horas como si fuera mi propia sombra durante el día; mi doble, invisible no dirá nada; y de noche, como dijo un anónimo, “la noche es la sombra de Dios” si Él me oye no comentará nada tampoco. Entonces creo que mi soliloquio solo es una guerra entre dos partes de mi cerebro, el sí y el no, lo creíble y lo inverosímil.

Como dijo Antonio Machado, el hombre de cabeza mediana, enviste contra todo lo que no le cabe en la cabeza; y este puede ser mi problema, que lo que mis ojos han visto y mi inteligencia ha traducido, no está de acuerdo con la idea que tengo de la razón, que provoca el desdoblamiento de mi cerebro.

Hay personas que creen que el amor y la felicidad están fuera de sí mismas y salen a buscarlos fuera; piensan que la cosecha del amigo es mejor que la nuestra, o que la vaca del vecino da más y mejor leche que la propia ; error garrafal, “nada del vecino es mejor que lo tuyo” solo ocurre que no miras con el mismo cariño lo que te pertenece que lo ajeno, y eso será tu ruina, cuando has usado los dones ajenos, los no propios, una vez, te has manchado, te has convertido en un esclavo para siempre, porque la memoria, es el enemigo mortal del descanso. Y el vecino se beneficia moralmente, porque se cree envidiado y te ofrecen sus dones y sus dotes para convertirte en su esclavo.

Dicen, que el camino se hace al andar: ¿sabes cuanto camino has recorrido para recoger parte de la cosecha del vecino, para satisfacer a tu mente equivocada y a tu cuerpo enfermo por la envidia, arruinando tu alma?, nunca lo sabrás porque tu mente estaba fuera, separada de ti, solo tu cuerpo se percató de disfrutar de esa cosecha ajena, ignorando la propia, cuando deberías saber “que el amor y la luna, cuando no crece disminuye” y que cuidando con amor tu huerto, y poniendo en él, la misma pasión que pusiste en la del vecino, tu cosecha habría mejorado, y eliminado el deseo de robar. Ahora ya es tarde, tendrás que hablar en silencio, sin esperar respuesta, porque el vecino es un advenedizo, que cultivaba en huerto ajeno, mientras que tú tienes tu propio huerto, y las cosechas solo duran una temporada; cuida con cariño a tu jardinero, él recogerá las mejores flores para dártelas con amor y quizás puedas olvidar el error cometido.
Todo lo bueno y lo malo de la vida está dentro de ti, no busque nada fuera, no ayudará a tu conciencia. Haz que tus dos cerebros actúen al unísono, pensando primero y actuando después No dejes que uno de tus cuerpos actúe sin la complicidad de tus dos cerebros.

Al final todos hablamos solos, aunque talvez nos salve el hecho de que lo hacemos en voz tan baja que no nos oye nadie, o nos resignamos a nuestros pensamientos, que tienen la desventaja de que duran poco y son incoherentes e incompletos o duran demasiado y ensimisman.
Igual ocurrió cuando tomaste parte de la cosecha del vecino, tú creías que nadie te vería, tamaño error, estabas ciega ante tan grave acto, el vecino estaba conforme con el robo, y se dejaba robar, a él no le interesa su verdura y se sentía gratificado viendo que tú te beneficiabas con sus dotes, y como lo hacías con tanta frecuencia, te consideraba una enferma a la que había de ayudar de alguna forma, a él no le importaba como, solo tú eras la manchada, además admiraba tu astucia escurridiza tratando de ocultar lo que tantos ojos estaban viendo. Solo algunos descerebrados creen que lo que ellos no quieren ver, no lo verán los demás y lo que yo no quiero oír no lo oirán otros, y que lo ajeno es propio solo con desearlo; todavía hay personas que buscan en lo ajeno lo que tienen en su casa.
Los pensamientos se pueden ocultar porque no se ven.
Los actos buenos poco se aprecian, y menos se comentan.
Pero los actos malos se ven se multiplican y se comentan.

Tú lo tienes todo, solo tienes que buscarlo dentro de ti, cultivarlo y tratarlo con cariño, la felicidad viene sola, pero hay que ir a su encuentro.
Y repito, la luna y el amor, cuando no crece, merma.

Jecego.

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