El viejo y la primavera.

El viejo y la primavera.

Un viejo hablaba con su sombra
y tristemente le decía:
que triste mi vida vacía
cuando veo pasar la gente;

nadie se detiene para hablarme
muchos ni siquiera me miran,
me ven y me veo como un otoño ventoso
en lo que fue un jardín en primavera.

Pasaron por mí dos señoras
como las que se ven en algunas ocasiones,
su esbelto cuerpo delante
detrás, sus razones en popa;

y el viejo comentaba con su sombra:
¿dónde están mis ojos saltones?
antes cuando veían un monumento
mi corazón tocaba sus tambores;

ahora, cuando se aleja mi primavera
mis ojos solo ven nubarrones,
que no dicen nada a mi corazón
y se anulan mis tímidos sones;

que siguen su camino inmisericorde
recogiendo las hojas secas que lleva el viento,
recordándome que el viejo en su tiempo
también tocaba los tambores.

Así se va mi primavera
así llega mi otoño,
la vida solo es un suspiro
que se aleja y me deja.

Jecego.





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