Una gota de agua miraba al cielo.
Angustiada y triste una gota de agua
miraba al cielo y le preguntaba,
porqué la soledad le acuciaba
habiendo en la tierra tanta agua;
y pronto vio la gota, sus lágrimas,
que como manantial rodaban por su cara,
volvió a mirar al cielo con rabia
y dio gracias por mandarle el agua.
Entonces la gota comprendió
que no hay que mirar tan lejos,
porque cuando a uno le falta agua
suele estar próximo el remedio;
sería bueno buscarlo más cerca
antes de llamar al cielo clamando,
porque a veces el cielo está despejado
y no encuentra la nube mensajera;
que pueda trasladar el remedio
que a ti a menudo te desespera,
busca soluciones en tu entorno
y se te hará más suave la espera.
Jecego.
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