Corralejos y sus dunas.

Corralejo y sus dunas. (Isidro Jesús Cedrés González)(En memoria de mis padres)

Desierto, luna, mar, espejo, sol, cielo,
escultura, o monumento natural..
¿Cómo puedo y debo llamar,
a las dunas de Corralejo?

Creo que es un trozo en miniatura
desprendido de un gran desierto;
pero, para mi es, el más hermoso y añejo,
rincón de Fuerteventura.

Las dunas de Corralejo son sutiles montículos de arena que cubren un pequeño espacio entre la llanura, la montaña la ciudad y el mar, al norte de Fuerteventura.
Sus dunas más altas están al centro del arenal, son grandes y doradas, con brillo de cielo y mar; con restos plateados de luna y hasta brillante centelleo venusiano. Creo que hasta el cielo ha puesto su granito de arena para adornar las dunas de Corralejo.
A los hombres les gusta pisarlas, están sus huellas por todas partes, y a ellas también le gusta, sentir sus pies al andar. A veces abren sus piernas de arena, para sentir el calor del andante que la hiere, hasta donde el sol no puede llegar. Es que la arena es solidaria y da a quien le da, en su silenciosa gratitud, de madre, en plural.
En su limitado universo, es todo gratitud y bondad, y sonríe cuando la hieres, y te abraza cuando te vas. Si terminas cansado de andar sobre ella, te invita a su bañera personal con masaje incluido con la espuma en su mar, con aguas azules y transparentes y un baño de sol como remate final.
El andante que la hiere con sus apéndices al andar y le quedan fuerzas para llegar a su bordes donde la altura de la arena disminuye, encontrará más señales de gratitud de las dunas que le ofrece una superficie más dura semi-cubierta por matorrales como: barrilla, bruscas, matamoros, aulagas, etc., donde guarda pequeñas cantidades de arena en forma piramidal, imaginándose una dama, de las que andan por la ciudad; y cubre sus formas geométricas de forma recatada, con las plantas que le acompañan,: bruscas, matamoros y a veces aulagas, porque también es presumida, y le gusta dejar pasar alguna mirada, a aquella parte de su arena, un poco mas reservada; o le atrapa un ojo, a quién la invada.
Es muy variada su estructura, su físico cambia a cada instante, según que el aire sea, del norte o de levante. También le gusta elevarse hacia el cielo, o a otras islas, o al continente; es muy inquieta; sus desplazamientos son constantes; según sea la dirección del viento que le llame; apenas oye el silbo o la señal del tiempo que atempere; ella sale a su encuentro, para elevarse, replegarse sobre si misma o acomodarse a nuevas formas para ofrecer nueva imagen, según cual sea su amigo: el viento del sureste, siroco; la lluvia, el viento alisios del norte; o el primoroso viento rastrero que parecen dar color y formas constantes a su textura externa, hermosa, deslumbrante. Toda esta gran masa de arena, de formas diseñadas por los tiempos variables de la zona, es plateado por la luna durante las noches y por el día, dorada por los rayos del sol; entre todos estos elementos cambian su superficie de luz y color, cubriendo sus formas doradas con: bruscas, barrilla, matamoros y aulagas, que cubren su superficie con hermosos tonos, creando un arco iris, con el dorado del sol, la escasa lluvia, el rojo y verde de la barrila, el verde oscuro de las bruscas, y el gris de las aulagas, y otros como el berol, y la farroba.

Duna, ¿cómo eres por la noche?
¡habla¡, ¿o no me dices nada?
por el día como te veo con la luz del sol
aseguro que tus arenas son doradas,
pero no se como eres de noche
cuando te quedas sola en la playa.

¿Acaso eres árida como la montaña,
o relajante como la luna que te acaricia,
inquieta como el mar que te baña,
o sutil como de la mañana, la brisa?.
Por el día sé porque lo he visto
que cubres tus arena con plantas o velos;
pero cuando llega la noche, creo,
que no se ven tus alhajas,
y vuelves a ser una duna,
con tus hijos y tu montaña.

Cuando amanece un nuevo día
y el sol ilumina tu cara,
toda la arena de tu cuerpo
se ilumina que encanta;
y llegan las pardelas, una tras otra
para acariciarte con sus patas.

Son tus montañas menores
las que cubres con verdes plantas,
porque las mas altas, al centro,
son y están, como el sol que las baña.

Me gusta mirar a las dunas
me gustan sus formas onduladas
me gustan cuando sonríen al viento
porque llevan sus granos en sus alas;
y también, cuando se acercan a la playa
a mojar sus piernas cansadas;
me gustan las dos caras de las dunas,
la seca ondulada, y la mojada plana.

Si coges con tus manos; arena de una duna,
y sientes en ti; calor de hogar,
verás una sonrisa en su arena,
reflejada en el espejo del mar.

¿Es Corralejo una fuente de amor,
con sus dunas, bruscas, aulagas, barrilla,
sol, luna, pardelas, apartamentos,
hoteles, palmeras, calles, playas y novias?:

No, no, Corralejo es simplemente:
“el paraíso terrenal” impreso en tu memoria.

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