Contemplando una flor marchita

Contemplando una flor nacida ayer,
y sus pétalos ya marchitaban,
comprendí que el tiempo no es nada,
que para morir, solo hay que nacer.

Ayer fueron sus pétalos
ritual de la mañana;
su color ampliaban los ojos
su aroma, serenaba el alma;
pero su vida fue tan corta
que no pudo llegar a mañana,
y ya su corola marchita, contrasta,
con el albor de la mañana.

¿Qué es el tiempo?
El tiempo no es nada.
Solo es un momento
entre la noche y el alba.

Solo es un suspiro, que escapa,
de una vida que acaba,
cuando apenas empieza,
a acariciar su primera etapa;
en un amanecer que brilla
con luces de oro y plata.

La vida es solo un momento
que apenas empieza, acaba,
que debemos empezar de noche
para que termine con el alba;
que podamos ver el buen camino,
y dejemos al malo, la espalda.

Me gustaría conocer el momento
si me lo dijera un hada,
de emprender el camino de regreso
a mi última morada:
donde el tiempo sea infinito
sin temor a mañana.
8/12/06 Jecego.

Yo soy la vida, la muerte la llevo dentro.

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